viernes, 6 de marzo de 2015

Lucas, sus pudores

En los departamentos de ahora ya se sabe, el invitado va al baño y los otros siguen hablando de Biafra y de Michel Foucault, pero hay algo en el aire como si todo el mundo quisiera olvidarse de que tiene oídos y al mismo tiempo las orejas se orientan hacia el lugar sagrado que naturalmente en nuestra sociedad encogida está apenas a tres metros del lugar donde se desarrollan estas conversaciones de alto nivel, y es seguro que a pesar de los esfuerzos que hará el invitado ausente para no manifestar sus actividades, y los de los contertulios para activar el volumen del diálogo, en algún momento reverberará uno de esos sordos ruidos que oír se dejan en las circunstancias menos indicadas, o en el mejor de los casos el rasguido patético de un papel higiénico de calidad ordinaria cuando se arranca una hoja del rollo rosa o verde.

Si el invitado que va al baño es Lucas, su horror sólo puede compararse a la intensidad del cólico que lo ha obligado a encerrarse en el ominoso reducto. En ese horror no hay neurosis ni complejos, sino la certidumbre de un comportamiento intestinal recurrente, es decir que todo empezar lo más bien, suave silencioso, pero ya al final, guardando la misma relación de la pólvora con los perdigones en un cartucho de caza, una detonación más bien horrenda hará temblar los cepillos de dientes en sus soportes y agitarse la cortina de plástico de la ducha.

Nada puede hacer Lucas para evitarlo; ha probado todos los métodos, tales como inclinarse hasta tocar el suelo con la cabeza, echarse hacia atrás al punto de que los pies rozan la pared de enfrente, ponerse de costado e incluso, recurso supremo, agarrarse las nalgas y separarlas lo más posible para aumentar el diámetro del conducto proceloso. Vana es la multiplicación de silenciadores tales como echarse sobre los muslos todas las toallas al alcance y hasta las salidas de baño de los dueños de casa; prácticamente siempre, al término de lo que hubiera podido ser una agradable transferencia, el pedo final prorrumpe tumultuoso.

Cuando le toca a otro ir al baño, Lucas sufre por él pues está seguro que de un segundo a otro resonar el primer halalí de la ignominia; lo asombra un poco que la gente no parezca preocuparse demasiado por cosas así, aunque es evidente que no están desatentas de lo que ocurre e incluso lo cubren con choques de cucharitas en las tazas y corrimientos de sillones totalmente inmotivados. Cuando no sucede nada, Lucas se siente feliz y pide de inmediato otro coñac, al punto que termina por traicionarse y todo el mundo se da cuenta de que había estado tenso y angustiado mientras la señora de Broggi cumplimentaba sus urgencias. Cuán distinto, piensa Lucas, de la simplicidad de los niños que se acercan a la mejor reunión y anuncian:
Mamá, quiero caca. Qué bienaventurado, piensa a continuación Lucas, el poeta anónimo que compuso aquella cuarteta donde se proclama que no hay placer más exquisito / que cagar bien despacito / ni placer más delicado / que después de haber cagado. Para remontarse a tales alturas ese señor debía estar exento de todo peligro de ventosidad intempestiva o tempestuosa, a menos que el baño de su casa estuviera en el piso de arriba o fuera esa piecita de chapas de zinc separada del rancho por una buena distancia.


Ya instalado en el terreno poético, Lucas se acuerda del verso del Dante en el que los condenados avevan dal cul fatto trombetta, y con esta remisión mental a la más alta cultura se considera un tanto disculpado de meditaciones que poco tienen que ver con lo que está diciendo el doctor Berenstein a propósito de la ley de alquileres.

COPROMANCIA (Rubem Fonseca)


¿Por qué Dios, el creador de todo lo que existe en el Universo, al dar la existencia al ser humano, al sacarlo de la Nada, lo destinó a defecar? ¿Habría revelado Dios, al atribuirnos esa irrevocable función de transformar en mierda todo lo que comemos, su incapacidad para crear un ser perfecto? ¿O su voluntad era ésa, hacernos así, toscos? ¿Ergo, la mierda? No sé por qué comencé a tener este tipo de preocupaciones. Nunca fui un hombre religioso y siempre consideré a Dios un misterio por encima de los
poderes humanos de comprensión, por eso me interesaba poco. El excremento, en términos generales, me pareció siempre inútil y repugnante, a no ser, claro está, para los coprófilos y los coprófagos, raros individuos dotados de extraordinarias anomalías obsesivas. Sí, ya sé que Freud afirmó que lo excrementicio está íntima e inseparablemente ligado a lo sexual, la posición de los genitales –inter urinas et faeces- es un factor decisivo e inmutable. Sin embargo, tampoco esto me interesaba Pero lo cierto es que estaba pensando en Dios y observando mis heces en la taza del váter. Es curioso, cuando un asunto nos interesa, hay algo sobre él que capta nuestra atención a cada instante, como el ruido del retrete del vecino, cuyo apartamento estaba contiguo al mío, o la noticia que encontré en una esquina del
periódico, que normalmente me pasaría desapercibida, conforme a la cual la Sotheby’s de Londres había vendido en subasta una colección de diez latas con excrementos, obras de arte del artista conceptual italiano Piero Manzoni, muerto en 1963. Las piezas habían sido adquiridas por un coleccionista privado, que ofreció la puja final de novecientos cuarenta mil dólares.
A pesar de mi reacción inicial de repugnancia, observaba mis heces diariamente. Noté que el formato, la cantidad, el color y el olor eran variables. Una noche intenté recordar las distintas formas que mis heces adquirían después de expelidas, pero no tuve éxito. Me levanté, fui al escritorio, pero no conseguí hacer dibujos precisos, la estructura de las heces acostumbra a ser fragmentaria y multifacética. Adquieren su aspecto cuando, debido a las contracciones rítmicas involuntarias de los músculos de los intestinos, el bolo alimenticio pasa del intestino delgado al intestino grueso. Muchos otros factores también influyen, como el tipo de alimentos ingerido.
Al día siguiente compré una Polaroid. Con ella fotografié diariamente mis heces, utilizando una película en color. Al cabo de un mes, poseía un archivo de sesenta y dos fotos –mis intestinos funcionan como  mínimo dos veces al día-, que coloqué en un álbum. Además de las fotografías de mis bolos fecales, empecé a añadir informaciones sobre su coloración. Los colores de las fotos nunca son precisos. Las entradas eran diarias.
En poco tiempo ya sabía algo sobre las formas (repito, nunca eran exactamente las mismas) que el excremento podía adquirir, pero aquello no era suficiente para mí. Quise entonces colocar junto a cada porción una descripción de su olor, que también era variable, pero no lo conseguí. Kant estaba en lo cierto al clasificar el olfato como un sentido secundario, debido a su inefabilidad. En el álbum escribí, por ejemplo, este texto referente a un bolo fecal espeso, marrón oscuro: olor opaco de verduras podridas en nevera cerrada. ¿Qué era eso de olor opaco? ¿La espesura del bolo me había llevado involuntariamente a sinonimizar: espeso – opaco? ¿Qué verduras? ¿Brócoli? Parecía una especie de enólogo describiendo la fragancia de un vino, pero en realidad hacía una especie de poesía en mis descripciones olfativas. Sabemos que el olor de las heces es producido por un compuesto orgánico de indol, que se encuentra igualmente en el aceite de jazmín y en el almizcle, y de escatol, que asocia además el término escatología a las heces y a la obscenidad. (No confundir con esa otra palabra, homógrafa en nuestra lengua, pero de diferente etimología griega, la una skatos, excrementos, éschatos la otra, final, poseyendo esta segunda escatología una acepción teológica que significa juicio final, muerte, resurrección, la doctrina del destino último del ser humano y del mundo.)
Me faltaba obtener el peso de las heces y, para tal menester, mis falaces sentidos serían todavía menos competentes. Compré una báscula de precisión y, tras pesar durante un mes el producto de los dos movimientos diarios de mis intestinos, concluí que eliminaba, en un período de veinticuatro horas, entre doscientos ochenta y trescientos gramos de materia fecal. Qué cosa tan fantástica es el sistema digestivo, su anatomía, los procesos mecánicos y químicos de la digestión, que comienzan en la boca, pasan por el peristaltismo y sufren los efectos químicos de las reacciones catalíticas y metabólicas. Todo el mundo sabe, pero no está de más repetirlo, que las heces consisten en productos alimenticios no digeridos o indigeribles, mocos, celulosa, jugos (biliares, pancreáticos y de otras glándulas digestivas), enzimas, leucocitos, células epiteliales, fragmentos celulares de las paredes intestinales, sales minerales, agua y un número considerable de bacterias, además de otras sustancias. Las bacterias son las que tienen mayor presencia. Mis doscientos ochenta gramos diarios de heces contenían, de media, cien billones de bacterias de más de setenta tipos diferentes. Pero el aspecto físico y la composición química de las heces están influidos, aunque no exclusivamente, por la naturaleza de los alimentos que ingerimos. Una dieta rica en celulosa produce unos excrementos voluminosos. El examen de las heces es muy importante en los diagnósticos que establecen los estados mórbidos, es un destacado instrumento de la semiótica médica. Si somos lo que comemos, como dijo el filósofo, también somos lo que defecamos. Dios hizo la mierda por alguna razón. Me olvidé de decir que cambié el váter, cuya taza en forma de embudo constreñía las heces, por otro de fabricación extranjera e importado, una pieza con el fondo más ancho y raso que no causaba ninguna interferencia en el formato del bolo fecal en el momento de su caída tras ser expelido, permitiendo así una observación más correcta de su forma y disposición naturales. También las fotos se realizaban así más fácilmente y la recogida del bolo para ser pesado –la última etapa del proceso- exigía menos trabajo.
Un día, estaba sentado en el salón y vi sobre la mesa una revista vieja que debía estar en un archivo especial que tengo para las publicaciones con textos de mi autoría. ¿Cómo había ido a parar encima de la mesa, si yo no recordaba haberla sacado del archivo? Sentí un cierto malestar al buscar mi artículo. Era un ensayo al que había dado el título de “Artes adivinatorias”. En él venía a decir, en suma, que la astrología, la quiromancia y compañía no son más que fraudes utilizados por fulleros especializados en burlarse de la buena fe de las personas incautas.
Para escribir el artículo había entrevistado a varios de esos individuos que se ganan la vida previendo el futuro, y muchas veces el pasado, de las personas a través de la observación de distintas señales. Además de en los astros, estaban los que basaban su presciencia en las cartas de la baraja, las líneas de la mano, las arrugas de la frente, los cristales, las conchas, la caligrafía, el agua, el fuego, el humo, las cenizas, el viento, las hojas de los árboles. Y cada una de tales adivinaciones poseía un nombre específico que la caracterizaba. El primero al que entrevisté, que practicaba la geloscopia, decía ser capaz de descubrir el carácter, los pensamientos y el futuro de una persona por su manera de carcajearse, y me retó a soltar una risotada. El último al que entrevisté…Ah, el último al que entrevisté… Vivía en una casa de la periferia de Río, un área pobre de la zona rural. Lo que me llevó a enfrentarme a las dificultades de encontrarme con él fue el hecho de que era el único de mi lista que practicaba el arte del aurispicio, y yo tenía curiosidad por saber qué tipo de embuste era aquel. La casa, en mampostería, con un solo piso, estaba en medio de un patio cubierto de árboles. Entré por un portón en ruinas y tuve que golpear varias veces en la puerta. Me recibió un hombre viejo, muy delgado, de voz grave y triste. La casa estaba pobremente amueblada, no se veía en ella ni un solo electrodoméstico. Las artimañas de este sujeto, pensé, no le están sirviendo de mucho. Como si hubiese leído mis pensamientos, refunfuñó, usted no quiere saber la verdad, siento la perfidia en su corazón. Venciendo mi sorpresa, respondí, sólo quiero saber la verdad, confieso que tengo algunas reservas, pero procuro ser imparcial en mis juicios. Me cogió por el brazo con su mano descarnada. Venga, dijo. Fuimos hacia el fondo del patio. En el suelo de tierra batida había algunos cercados, uno con cabritos, otro con aves, creo que patos y gallinas; y otro más, con conejos. El viejo entró en el cercado de los cabritos, cogió uno de los animales y lo llevó hasta un círculo de cemento que había en una de las esquinas del patio. Anochecía. El viejo encendió una lámpara de keroseno. Un enorme machete apareció en su mano. Con algunos golpes, no sé de dónde sacó la fuerza para hacer aquello, cortó la cabeza del cabrito. En seguida –detesto recordar estos acontecimientos-, utilizando su afilada lámina, abrió una profunda y ancha cavidad en el cuerpo del cabrito, dejando sus entrañas a la vista. Puso la lámpara de keroseno al lado, sobre un charco de sangre, y permaneció largo tiempo observando las vísceras del animal. Finalmente miró hacía mí y dijo: la verdad es ésta, una persona muy próxima a usted está a punto de morir, mire, está todo escrito aquí. Vencí mi repugnancia y miré aquellas entrañas sangrientas.
Veo un número ocho. Ése es el número, dijo el viejo. Aquella escena no la incluí en mi artículo. Y durante todos estos años la dejé olvidada en uno de los sótanos de mi mente. Pero hoy, al ver la revista, rememoré, con el mismo dolor que sentí entonces, el entierro de mi madre. Era como si el cabrito estuviese destripado en medio de mi salón y yo contemplase nuevamente el número ocho en los intestinos del animal sacrificado. Mi madre era la persona que estaba más próxima a mí y murió inesperadamente, ocho días después de la profecía funesta del viejo arúspice.
 A partir del momento en que desbloquee en mi mente el recuerdo del siniestro vaticinio de la muerte de mi madre, comencé a buscar señales proféticas en los dibujos que observaba en mis heces. Toda lectura exige un vocabulario y, evidentemente, una semiótica, sin ambos, el intérprete, por muy capaz y motivado que esté, no puede trabajar. Tal vez mi Álbum de heces fuera ya una especie de léxico que había creado inconscientemente para servir de base a las interpretaciones que ahora pretendía hacer.

Tardé algún tiempo, para ser exactos, setecientos cincuenta y cinco días, más de dos años, en poder desarrollar mis poderes espirituales y librarme de los condicionamientos que me hacían percibir sólo la realidad palpable y finalmente interpretar aquellas señales que las heces me proporcionaban. Para lidiar con símbolos y metáforas es precisa mucha atención y paciencia. Las heces, puedo afirmarlo, son un criptograma, y yo había descubierto sus códigos de desciframiento. No voy a detallar aquí los métodos que utilizaba, ni los aspectos semánticos y hermenéuticos del proceso. Puedo tan sólo decir que el grado de especificación de la pregunta es un factor ponderable. Consigo hacer preguntas previas, antes de defecar, e interpretar después las señales buscando mi respuesta. Por otro lado, las cuestiones que pueden ser elucidadas con una simple negación o afirmación facilitan el trabajo. Logré prever, gracias a este tipo de indagaciones, el éxito de uno de mis libros y el fracaso de otro. Pero a veces no indagaba nada y usaba el método incondicional, que consiste en obtener respuestas sin hacer preguntas. Pude leer en mis heces el presagio de la muerte de un gobernante, la previsión del desmoronamiento de un edificio de apartamentos con innumerables víctimas, el augurio de una guerra étnica. Pero no comentaba el asunto con nadie, pues sin duda dirían que estaba loco.
Hace poco más de seis meses me di cuenta de que había cambiado el ritmo de las descargas de la cisterna del váter de mi vecino y enseguida descubrí la razón. Había vendido el apartamento a una mujer joven, a la que, una tarde que llegaba a casa, encontré desanimada ante su puerta. No tenía las llaves y no podía entrar. Me ofrecí para entrar por mi ventana en su apartamento, si su ventana estaba abierta, y abrirle la puerta. La tarea exigió algo de contorsionismo por mi parte, pero no fue difícil.
Me invitó a tomar un café. Se llamaba Anita. Empezamos a hacernos visitas, nos gustábamos mutuamente, vivíamos solos, ni ella ni yo teníamos parientes en el mundo, nuestros intereses eran comunes y parecidas las opiniones que teníamos sobre libros, películas, obras de teatro. Aunque ella era una persona mística, nunca le hablé de mis poderes adivinatorios, pues la mierda, entre nosotros, era un tema tácitamente prohibido; sin duda, ella nunca me dejaría ver sus heces; cuando uno de los dos iba al cuarto de baño, tomaba siempre la precaución de pulverizar después el lugar con un desodorante colocado estratégicamente al lado del lavabo.
Durante diez días, antes de declararle mi amor, interpreté las señales y descifré las respuestas que mis heces daban a la pregunta que les hacía: si aquella sería la mujer de mi vida. La respuesta era siempre afirmativa.
Fui a comer con Anita en un restaurante. Como de costumbre, estuvo un largo rato leyendo la carta. Ya he dicho que se consideraba una persona mística y que atribuía a la comida un valor alegórico. Creía en la existencia de conocimientos que sólo podrían volverse accesibles por medio de percepciones subjetivas. Como no tenía ningún conocimiento de los dones que yo poseía, decía que, al contrario que ella, yo sólo me daba cuenta de lo que me mostraban los sentidos y que los sentidos me ofrecían sólo una percepción grosera de las cosas. Afirmaba que su vitalidad, serenidad y alegría de vivir resultaban de su capacidad para armonizar el mundo físico y el espiritual a través de experiencias místicas que no me explicaba en que consistían, puesto que yo no las comprendería. Cuando le pregunté qué papel desempeñaban en ese proceso los ejercicios aeróbicos, de estiramiento y musculación, que hacía diariamente, Anita, después de sonreír con superioridad, afirmó que, como un monje de la Edad Media, yo confundía misticismo con ascetismo. La verdad es que sus inclinaciones esotéricas aliadas con su belleza –podría haber sido utilizada como ilustración de la Princesa en un cuento de hadas- la volvían aún más atrayente.
Fue en el restaurante donde declaré mi amor por Anita. Después fuimos a mi casa. Aquella noche hicimos el amor por primera vez. Después, durante nuestro perezoso descanso, intercalado con palabras cariñosas, me preguntó si tenía un diccionario de música, pues quería hacer una consulta. En condiciones normales, yo me levantaría de la cama e iría a coger el diccionario. Pero Anita, reparando  en mi somnolencia,  causada por el vino que tomamos en la cena y por el amor saciado, dijo que encontraría ella misma el diccionario, que siguiese acostado. Anita tardó en volver a la habitación. Creo que hasta me adormilé un poco. Cuando volvió tenía el Álbum de heces en la mano. ¿Qué es esto?, preguntó. Me levanté de la cama de un brincó e intenté quitárselo de las manos, explicándole que aquello no iba a gustarle, pues se sentiría ofendida. Anita respondió que ya había leído varias páginas y que le parecía divertido. Me pidió que le explicase con detalle qué era y para qué servía aquel dossier.
Le conté todo y mi narración fue seguida atentamente por Anita, que consultaba a menudo el Álbum que mantenía entre las manos. Para mi espanto, no sólo hizo preguntas, sino que además discutió conmigo sobre mis interpretaciones. Le hablé de mi sorpresa ante su reacción, le mencioné el hecho de que ella detestaba uno de mis libros, que tiene una historia referente a las heces, y Anita respondió que el motivo de su aversión era otro, el comportamiento romántico machista del personaje masculino. Que todo aquello que le contaba la hacía feliz, pues indicaba que yo era una persona muy sensible. Aproveché para decirle que un día me gustaría ver sus heces, pero reaccionó diciendo que nunca lo permitiría. Sin embargo, no le incomodaría ver las mías.
Durante algún tiempo observamos y analizamos mis heces y discutimos su fenomenología. Un día estábamos en casa de Anita y me llamó para que viera sus heces en la taza del váter. Confieso que me emocioné, sentí nuestro amor fortalecido, la confianza entre los amantes tiene ese efecto. Desgraciadamente el retrete de Anita era del tipo alto y en forma de embudo y eso perjudicaba la integridad de las heces que me mostraba, causando una distorsión exógena que volvía la masa ilegible. Se lo expliqué a Anita, le dije que para impedir que el problema volviese a suceder tendría que usar mi taza especial. Anita estuvo conforme y afirmó que le haría feliz contemplar mis heces y que al mostrarme las suyas se sentiría más libre, más ligada a mí.
Al día siguiente, Anita defecó en mi cuarto de baño. Sus heces eran de una extraordinaria riqueza, varias porciones en forma de bastones o báculos, simétricamente dispuestas, unas al lado de las otras. Nunca había visto heces con  un diseño tan interesante. Entonces descubrí horrorizado que uno de los bastoncillos estaba todo retorcido, formando el número ocho, un ocho igual al que había visto en las entrañas del cabrito sacrificado por el arúspice, el augurio de la muerte de mi madre.
Anita, al notar mi palidez, me preguntó si me sentía bien. Le respondí que aquella forma significaba que alguien muy ligado a ella iba a morir. Anita dudó, o fingió dudar, de mi vaticinio. Le conté la historia de mi madre, le dije que el plazo transcurrido entre la revelación del arúspice y su muerte había durado ocho días.
Nadie había tan próximo a Anita como yo. Marcado para morir, tenía que apresurarme pues quería trasmitirle los secretos de la copromancia, palabra inexistente en cualquier diccionario y que yo había compuesto con obvios elementos griegos. Sólo yo, creador solitario de su código y de su hermenéutica, poseía en el mundo ese don adivinatorio.

Mañana será el octavo día. Estamos en la cama, cansados. Acabo de preguntarle a Anita si quería hacer el amor. Ella ha contestado que prefería quedarse quieta a mi lado, con las manos cogidas, en la oscuridad, oyendo mi respiración.


FIN

domingo, 2 de noviembre de 2014

TRABAJOS ATRASADOS 2DO SEMESTRE 2014

TRABAJOS PENDIENTES 2DO SEMESTRE


•             PLAZO DE ENTREGA FINAL: Martes 04 de Noviembre hasta las 00:00 horas. Formato impreso hasta las 19:00 horas en el colegio. Formato digital hasta las 00:00 al correo lenguajewinterhill@gmail.com

o            Esta fecha es definitiva y se entiende como último llamado a entregar una evaluación (Art. 3 del reglamento de Evaluación y Promoción) por lo tanto serán calificados con nota máxima 5,0.

o            La escala de notas se calcula según los siguientes datos:

- Nota mínima: 1,0
- Nota máxima: 5,0
- Porcentaje de exigencia: 60%

•             Si los trabajos no son entregados antes de vencido el plazo indicado arriba, el estudiante será calificado con la nota mínima.

•             Las instrucciones particulares de cada uno de los trabajos pendientes fueron entregadas a los estudiantes en su debido momento y es responsabilidad de cada uno conseguirlas.

•             La copia entre trabajos entregados previamente o en el mismo periodo es considerada plagio y calificada automáticamente con la nota mínima.

•             Si existen discrepancias con la información de la lista, deberá acercarse al profesor y respaldar haber entregado previamente el trabajo.


SEGUNDO MEDIO:

- Texto expositivo en blog. (A-P)
Arancibia
Bastías
Brito
Fajardo
González
Hernández
Jiménez
Manzo
Miranda
Negrete
Oyarzo
Salazar
Valdebenito
Zamora
Pérez

- Borrador Proyecto A-P
Ahumada
Arancibia
Artemtchonque
Bastías
Lagos
Lozano
Miralles
Peña
Pereira
Severin
Torres T.
Torres J.
Venegas
Ruiz
Pérez

TERCERO MEDIO

- Acumulativo Ensayo Borges. El problema de Ugolino
Acevedo
Álvarez
Artemtchonque
Catalán
Farías R.
Figueroa
Guajardo P.
Lara
Mallet
Martínez
Maturana
Muñoz
Neumann
Olivares
Osses
Palomé
Reyes
Salas
Sanhueza
Schmitt
Serra
Shand
Silva
Toro
Venegas
Vergara

CUARTO MEDIO A

- Acumulativo Esquema Vanguardias
Aravena
Gabler
Lemoine
Verástegui

- Borrador Crónica Policial
Martínez

- Acumulativo Síntesis Artículo Noe Jitrik
Aravena
Gabler
González V.
González P.
Lemoine
Martínez
Mena
Quilodrán

- Acumulativo Artículo Pedro Lemebel (Crónica Urbana)
Aravena
Emparanza
Gabler
Lemoine
Pizarro
Verastegui
Villela

- Crónica Policial. Texto Final
Álvarez
Aravena
Gabler
Martínez
Quilodrán
Undurraga

- Acumulativo “Joven y Alocada”
Álvarez
Aravena
Gabler
Lemoine
Rojas
Undurraga
Villela

- Informe Una casa vacía / Casa de campo
Álvarez
Aravena
Cerda
Gabler
González V.
González P.
Hecht
Lemoine
Martínez
Mena
Negrete
Quilodrán
Rojas
Sepúlveda
Undurraga
Veásquez
Verástegui
Villela

CUARTO MEDIO B

- Acumulativo Esquema Vanguardias
Arriola
Cáceres
González P.
Gutiérrez
Tapia
Zeas

- Acumulativo Síntesis Noe Jitrik
Araya
Gutiérrez
Hernández
Toro

- Crónica Policial (Borrador)
Araya
Arriola
Cáceres
Gutiérrez
Hernández
Zeas

- Acumulativo Artículo Pedro Lemebel
Araya
Arriola
Cáceres
González
Gutiérrez
Hernández
Salinas
Tubero

- Crónica Policial. Texto final
Araya
Arriola
Artemtchonque
Cáceres
González
Gutiérrez
Salinas
Toro
Villalobos

- Informe Casa vacía / Casa de campo
Ahumada
Araya
Arriola
Artemtchonque
Cáceres
González
Gutiérrez
Hernández
Kroeger
Padilla
Pereira
Salinas
Severin
Tapia
Villalobos
Yañez

- Acumulativo Joven y Alocada
Ahumada
Araya
Arriola
González
Gutiérrez
Hernández
Padilla
Rojas
Salinas
Tapia
Yañez

TERCERO MEDIO ELECTIVO

- Comentario Crítico “También la lluvia”
Álvarez
Lara
Muñoz
Neumann
Olivares
Osses
Serra
Silva
Toro
Venegas
Vergara

- Comentario Crítico “La teta asustada”
Álvarez
Catalán
Díaz
Lara
Maturana
Muñoz
Neumann
Olivares
Osses
Serra
Toro
Venegas
Vergara

CUARTO MEDIO ELECTIVO

- Concepto Intervención artística/urbana y performance
Aravena
Gabler
Gajardo
Negrete
Araya
Arriola
González Pedro
Kroeger
Salinas
Yañez

- Intervención urbana (Etapa 1)
Álvarez
Negrete
Kroeger
Olivares

- Ficha técnica Chile actual. Anatomía de un mito (T. Moullián)
Aravena
Gabler
González Vicente
Hecht
Mena
Negrete
Pizarro
Sepúlveda
Verástegui
Araya
Arriola
González Pedro
Gutiérrez
Kroeger
Olivares
Padilla
Salinas
Severin
Zeas



jueves, 23 de octubre de 2014

EJEMPLO PROYECTO A-P
Segundo Medio


Aprendizaje
Participativo
Análisis a la televisión nacional






Destinatarios: estudiantes de cuarto básico.
Profesor: Mauricio Arenas.
Fecha: 31/07/2013
Integrantes:
·         Cirrus Escalante
·         Paulina Lara
·         Nicole Mallett
·         Victoria Palomé
·         Camila Serrá
·         Matías Venegas



Problema de investigación:


Con este trabajo buscamos plantear una problemática que nos involucra a todos los chilenos, y al mismo tiempo encontrar una solución en conjunto a la pobre programación que existe actualmente en la televisión nacional, la cual combina publicidad con programas de baja calidad cultural y carece de variedad para las distintas edades e intereses. Tras innumerables jornadas en confinamiento grupal [Ndu1] hemos llegado a la conclusión de que para realizar un cambio no solo es necesario despertar a la comunidad, cosa que esperamos conseguir con este proyecto, sino que intentar conducir un cambio en las instituciones que se encargan de regular el contenido entregado en televisión, para lo cual necesitaremos el apoyo de cada uno de nuestros espectadores.


Fundamentación:


Una de las principales razones por las que la programación de televisión abierta es tan mala es porque se basa en la constante repetición de programas que no aportan un buen contenido cultural, tales como reality shows y paneles de farándula. Si bien cada canal por ley es libre de transmitir cualquier tipo de programa mientras sea adecuado para determinados horarios impuestos por el concejo nacional de televisión, se basan en estos “programas estrellas” para organizar la programación diaria, de manera que cada ciertas cantidades de horas se pasa la repetición de dicho programa. No obstante, existen canales con transmisiones informativas y educativas, pero estas son puestas en horarios de menor audiencia (especialmente después del medio día) haciendo que pocos o nadie vea realmente el programa. Otro problema que se da en la televisión nacional es la poca regulación de los noticieros, los cuales funcionan también con el sistema de rating, haciendo que los reportajes se repitan de canal en canal y además se presenten casi al mismo tiempo. Sin prestar atención a la calidad de la programación. La mayoría de accionistas mayoritarios de los canales son personas con grandes influencias políticas que aspiran a altos cargos públicos o conglomerados que no solo son dueños del canal, sino que de muchas otras cadenas. Esto de una manera u otra conlleva a que se intente mejorar la imagen de estos personajes por medio de los canales de televisión; un claro ejemplo de esta situación es que ni un solo canal mostró información verídica de las movilizaciones estudiantiles y de las pocas noticias que se mostraron al aire, la mayoría mostró solo la cara más violenta del movimiento, ignorando la razón principal de la convocatoria.
Las consecuencias de los hechos anteriormente señalados no son muy fáciles de reconocer sin que se dé la oportunidad de debate sobre el tema, ya que la mayoría de los telespectadores están acostumbrados a la baja calidad de la programación. Esto produce que al más mínimo intento de arreglar la programación con otro tipo de emisión, tales como documentales o espacios de opinión y/o discusión, los espectadores simplemente deciden cambiar el canal para encontrar algún otro programa de farándula u otro programa que sea de su agrado y que de cierta manera desinforme al espectador de las situaciones actuales que involucran su entorno próximo o exterior.

Objetivos:

1.      Señalar los problemas que encontramos en la televisión nacional.
2.      Llamar la atención del público para despertar un actuar colectivo.
3.      Concientizar de manera creativa a los niños en un espacio lúdico.

Relato de actividades:

Como anteriormente hemos señalado, nuestra presentación se tratará sobre la programación en la televisión pública nacional. La presentación comenzará con el grupo dispuesto en un semi-círculo, mientras 2 personas disfrazadas de televisores ubicadas detrás de nosotros, y en los primeros minutos se llevará a cabo una conversación ligera sobre temas vanos y superficiales, pero llegados a un punto, uno de los comentaristas reaccionará e interrumpirá la trasmisión para dar un mensaje al público, en lo que los dos televisores a nuestras espaldas comenzarán una batalla épica que ocasionará un cambio drástico en el programa. Dependiendo del apoyo del púbico, nuestro espectáculo dará un giro de 180 grados en los próximos minutos, finalizando con una actuación divertida y educativa donde, sin salirse del personaje, los televisores se presentarán al público e invitarán a los niños a encontrar unos papeles, escondidos por la sala, con algunos nombres de programas que ellos deberán clasificar en televisión buena o televisión mala según lo que ellos crean.


Recursos Humanos:

Para nuestra presentación las labores del curso se dividirán de la siguiente manera:
-    3 personas que estén vestidos como reporteros y/o presentadores de noticias.
-    4 personas que se dividan en distintos lugares de la sala para que sean los camarógrafos.
-    7 personas que ayuden a ordenar y vigilar a los niños.
-    3 grupos de 3 personas para hacer comerciales.
-    Presentador.


Recursos materiales:



Para este proyecto utilizaremos la sala múltiple con sus sillas y mesas respectivas, pondremos las mesas en forma de semi-circulo para hacer algo parecido a un panel de farándula, frente a eso irán las sillas para los estudiantes de quinto básico, las cámaras empleadas por los camarógrafos encargados del tema, serán construidas con cartón, al igual que las televisiones que pelearán. Otro elemento serán las luces que la misma sala tiene, que enfocarán al escenario central

miércoles, 9 de abril de 2014

¿CÓMO CITAR EN LOS INFORMES DE LECTURA?

EJEMPLO DE CITAJE

1.- Citas dentro del párrafo (Cita directa)

Cuando el fragmento a citar no supera los tres reglones la cita permanece dentro del párrafo, entre comillas, con una nota a pie de de página que entregue los datos bibliográficos, de la siguiente forma:

Por lo mismo, en primera instancia se posiciona como un narrador de carne y hueso, esto lo hace en la primera ley del movimiento narrativo, específicamente en el corolario: “Por las razones anteriormente expuestas, debo aclarar, que soy el autor de estas páginas. ¿Y quién soy yo? Como se habrán dado cuenta al mirar la cubierta de este libro [...] mi nombre es Gustav Links”.[1]  El lector inmediatamente comienza a darse cuenta que el autor real no es Links, por el contrario Volpi es el que aparece en la tapa del texto, lo que genera tal vez la primera de la contradicciones y cuestionamientos de lo que es verdad y no. Primero, quien dice ser autor no es el autor real, segundo, se relativiza desde el comienzo la autenticiadad del testimonio. Esta tensión, como podemos ver a través de la novela, es una de sus constantes.


[1] Volpi, Jorge. En busca de Klingsor. Seix Barral: Barcelona. 1999: 23-24

2.- Citas aparte del párrafo (Cita en bloque)

Cuando el fragmento citado supera los tres reglones, se debe apartar un espacio del párrafo, no utilizar comillas, disminuir un tamaño la letra utilizada, disminuir el espaciado entre los reglones y reducir un centímetro el margen izquierdo, de la siguiente forma (conserva la nota al pie con los datos bibliográficos):

Otro espacio que se nos presenta en crisis por su decadencia es el avión con el que van a viajar a ver a Schrodënger a  Dublín. No sólo está muy ajado y se nos presenta en malas condiciones:

          Lo único que pudo conseguir Bacon fue que un destartalado avión militar nos traslade desde           Hamburgo hasta Dublín en una de las escalas que hacía de regreso a Estados Unidos. Era               un armatoste feo y mugriento: según nos digieran los miembros de la tripulación, sus                       condiciones eran inmejorables, ya que durante la guerra había volado con número de
           horas relativamente pequeño[2]



[2] Volpi, Jorge. En busca de Klingsor. Seix Barral: Barcelona. 1999: 23-24


NOTAS A PIE DE PÁGINA

- La nota a pie de página debe presentar los datos en el siguiente orden:

 Apellido, Nombre. Título de la obra (en cursiva). Nombre Editorial: Ciudad de publicación. Año: Página(s)

- Si la nota que le sigue corresponde al mismo libro, se escribe Ibíd. (de Ibídem que significa “en el mismo lugar) más la página. Ejemplo:

[1] Volpi, Jorge. En busca de Klingsor. Seix Barral: Barcelona. 1999: 23-24
[2] Íbid. 25

- Si más adelante se citará un texto ya citado dentro del documento se utiliza la abreviatura Op. Cit. (de Opere Citato que significa Obra citada), más el apellido del autor (para saber con claridad de qué obra ya citada proviene la cita) y las páginas. De la siguiente forma:

[1] Volpi, Jorge. En busca de Klingsor. Seix Barral: Barcelona. 1999: 23-24
[2] Pimentel, Luz. Relato en perspectiva. LOM Ediciones: Santiago de Chile. 2000: 104
[2] Op. Cit. Volpi. 25

BIBLIOGRAFÍA

La bibliografía se presenta al final del informe, en orden alfabético, debiendo contener todos los textos utilizados para realizar el informe. Se entiende por “textos utilizados” aquellos que fueron citados como mínimo en una ocasión dentro del trabajo. El orden de presentación de la bibliografía es el mismo que presenta la nota a pie de página pero sin incluir las páginas. Ejemplo:

- Volpi, Jorge. En busca de Klingsor. Seix Barral: Barcelona. 1999.

lunes, 31 de marzo de 2014

Un recorrido por la teoría de la valoración (Teoría de la valoración).
(Translated by Elsa Ghio)
Peter R.R White
English Language Research
Department de English
University de Birmingham (UK)
e-mail: p.r.white@bham.ac.uk


 Introducción

La Teoría de la Valoración se ocupa de los recursos lingüísticos por medio de los cuales los textos/hablantes llegan a expresar, negociar y naturalizar determinadas posiciones intersubjetivas y en última instancia, ideológicas. Dentro de esta amplia área de interés, la teoría se ocupa particularmente del lenguaje (la expresión lingüística) de la valoración, la actitud y la emoción, y del conjunto de recursos que explícitamente posicionan de manera interpersonal las propuestas y proposiciones textuales. Es decir, se ocupa de los significados que hacen variar o modifican los términos del compromiso del hablante con sus emisiones, es decir, que modifican lo que está en juego en la relación interpersonal, tanto en las emisiones individuales como en lo que se va acumulando a medida que el texto se va desplegando.

La teoría de la valoración divide los recursos evaluativos en tres grandes dominios semánticos:

Subtipos de Valoración

Actitud

Refiere a los Valores que los hablantes comunican en sus juicios y las respuestas emocionales/afectivas que asocian con los participantes y los procesos (ver los términos subrayados)

Well, I've been listening to the two guys who are heroes [valor juicio] and I admire [afecto] them both.
Bien, he escuchado a estos dos héroes [juicio de valor] y los admiro [afecto] a ambos.

Pop Group Republic - super-schlock stinkers only a Pepsi executive could ever love
Grupo República Pop – super-alchauetes-de mierda que sólo un ejecutivo de Pepsi puede amar

Compromiso

Refiere a los recursos para posicionar la voz del hablante/autor en relación con las diversas proposiciones y propuestas comunidades por un texto; los significados por medio de los cuales los hablantes reconocen o ignoran la diversidad de puntos de vista que sus emisiones ponen en juego y por medio de las cuales negocian un espacio interpersonal para sus propias posiciones dentro de esa diversidad. Por ejemplo:

• modalizadores de probabilidad – [en inglés: perhaps, it may..., I think..., surely] [en español: quizás, podría ser que..., creo..., seguramente]

• fase o etapa de realidad [reality phase] - it seems,[español: parece que...]

• atribución (rumor/concepción) - his alleged..., informed sources report..., scientists have found evidence suggesting that, [ su supuesta... , su afirmación de que..., fuentes bien informadas comunican..., los científicos han encontrado evidencia que sugiere que ...]

• proclamación o manifestación - In fact, I am compelled to conclude ..., It is true, we do have a small black and white cat [ En realidad, estoy obligado a concluir que..., Es cierto, sí tenemos un gato blanco y negro.]

• anticipación o expectativa - predictably, of course, [predeciblemente, por supuesto ...]

• contra-expectativa - amazingly [sorprendentemente...]

Gradación

Refiere a los valores por medio de los cuales (1) los hablantes gradúan el impacto interpersonal, (aumentan o disminuyen) la fuerza o el volumen de sus emisiones, y (2) gradúan (desdibujan o agudizan) el foco de sus categorizaciones semánticas.

(fuerza) slightly, somewhat, very, completely [ligeramente o levemente, de alguna manera, muy, completamente]

(foco) I was feeling kind'v woozy, they effectively signed his death warrant; a true friend, pure folly [ me sentía algo así como agitado, efectivamente ellos habían firmado su certificado de defunción; un verdadero amigo, una verdadera locura

Ejemplos:

PRIMER MINISTRO MR HOWARD:

Well, there's a lot de [gradación: fuerza] anger [actitud: afecto] about many [compromiso: fuerza] de the fees and this is really why, I say again, [compromiso: proclamation] the more competition we can have the better [actitud]. Ythere's no doubt that [compromiso: probabilidad] home loan interest rates, in particular, are lower now because de competition.

Bueno, hay mucha [gradación: fuerza] indignación [actitud: afecto] con muchas [compromiso: fuerza] de estos impuestos y por esto es realmente que, lo digo nuevamente, [compromiso: manifestación] cuanta más competencia tengamos mejor [actitud]. Y no hay duda que [compromiso: probabilidad] los las tasas de interés de los préstamos familiares (o de las casas de préstamos), en particular, son más bajos ahora, por la competencia.


domingo, 16 de marzo de 2014

CONCEPTOS BÁSICOS DE NARRATOLOGÍA


El espacio y el tiempo en la Narración

Por el profesor Víctor Millares

 
El espacio y el tiempo en la narración

1.- El espacio

Corresponde a el lugar o los lugares donde transcurren los acontecimientos en un tiempo determinado. No obstante, el espacio narrativo no sólo abarca los lugares físicos en los que transcurre la acción, sino que, también, la atmósfera espiritual que se crea en la obra y el ámbito social en que se desenvuelven los acontecimientos.

Espacio físico o escenario

Es el lugar o los lugares concretos y determinados donde ocurren los hechos. Puede ser un espacio abierto: natural, urbano, rural, marítimo, etc., o por el contrario, un espacio cerrado: el interior de una casa, un cine, un bar, una escuela, etc. Este tipo de escenario se presenta mediante pasajes descriptivos, en los cuales, se detiene la acción narrativa.
Ejemplo:

“Lo que estaba delante de mí era un recibidor alumbrado por la única y débil bombilla que quedaba sujeta a uno de los brazos de la lámpara, magnífica y sucia de telarañas, que colgaba del techo. Un fondo oscuro de muebles colocados unos sobre otros como en las mudanzas”.
(Carmen Laforet, Nada, fragmento)

Espacio psicológico

Es la atmósfera espiritual que envuelve a los personajes y a toda la acción, según los conflictos que se planteen: amor, violencia, odio, venganza, desilusión, soledad, etc. Por ejemplo, un clima de soledad e incomunicación condiciona el comportamiento de los personajes y define las características del acontecer.
La observación del espacio sicológico o atmósfera que presenta una obra determinada, nos permite apreciar cabalmente el extraordinario poder que posee la palabra literaria.

Ejemplo:
“En toda aquella escena había algo angustioso, y en el piso un calor sofocante como si el aire estuviera estancado y podrido”.

(Carmen Laforet, Nada, fragmento)

Espacio social

Se refiere al entorno cultural, religioso, económico, moral o social en el que se desarrolla la acción narrada. Los personajes tienen un nivel intelectual, cultural; pertenecen o se agrupan en sectores sociales y manifiestan determinadas ideas religiosas o políticas.

Ejemplo:
“La familia de don Dámaso Encina era noble en Santiago por derecho pecunario y, como tal, gozaba de los miramientos sociales (…). Se distinguía por el gusto hacia el lujo, que por entonces principiaba a apoderarse de nuestra sociedad y aumentaba su prestigio con la solidez del crédito de don Dámaso, que tenía por principal negocio el de la usura en gran escala, tan común entre los capitalistas chilenos”.

(Alberto Blest Gana, Martín Rivas, fragmento)

2.- El tiempo

El tiempo adquiere un valor diferente, según se trate de un relato real o imaginario, ya sea realista o fantástico. El tiempo puede referirse a un hecho histórico, al origen en que se cuentan los hechos o bien al tiempo real del lector. El tiempo ficticio es diferente al tiempo real.

El tiempo de la historia

Corresponde a la presentación en un orden lógico y causal de los acontecimientos del relato, en otras palabras, se refiere a la sucesión lineal de los acontecimientos tal como se encadenan en la realidad. Asimismo, se utiliza el término fabula para referirse a esta reproducción cronológica y ordenada de los hechos en el texto narrativo.

Tiempo del relato

Es la disposición estética del acontecer en la narración. El narrador dispone arbitrariamente el orden de los acontecimientos. El narrador realiza una organización estética del tiempo de la historia, instaurando una temporalidad artística. De esta forma, encontramos una serie de técnicas que permiten ordenar estéticamente el relato, las que veremos posteriormente.

El tiempo referencial histórico

Se refiere al tiempo real en que se ubican los hechos narrados. Por ejemplo, en el poema del Cid, sería el siglo XII; época medieval de la monarquía. Por otra parte podría aludir al tiempo del escritor, es decir, al contexto social y cultural en que se produjo la obra.

Disposición de los acontecimientos

Se refiere a las alteraciones en la temporalidad de la narración, en otras palabras, nos referimos al tiempo del relato y las técnicas que permiten una presentación estética de los acontecimientos. De esta forma, aparece la anacronía que es una ruptura temporal en la narración y aparece cuando el relato se detiene instantáneamente y se introduce un hecho nuevo con una cronología distinta a la que exige la lógica causa – efecto.

Existen dos formas de anacronía:

 Analepsis: Es una retrospección. Se vuelve al pasado y se relata un hecho anterior al tiempo del acontecimiento principal.
Prolepsis: llamada también prospección o anticipación, alude a la mirada del narrador hacia el futuro, es decir, se narra un hecho que ocurrirá después del tiempo del relato.

 A continuación se presenta un esquema con las técnicas referidas a las alteraciones temporales:

 


Finalmente, los hechos podrían seguir un orden cronológico o un desarrollo lineal, pues se quiere privilegiar el desenlace y la relación causa – efecto de los acontecimientos, esto es lo que se conoce por Ab Ovo que significa 'desde el huevo'. Por otro lado, si un relato comienza por un hecho ubicado en la mitad de la historia para luego retroceder, se denomina In media res que significa 'en la mitad de las cosas'. Por el contrario, si el interés está centrado en el acontecer, se podría empezar por el desenlace In extrema res que significa 'en el final de las cosas'.

FUENTE:
http://lenguajemedia.blogspot.com/2011/05/el-espacio-y-el-tiempo-en-la-narracion.html